
Mucho de lo que hacemos no pasa por el filtro de nuestra racionalidad. Hacemos cosas que no queremos, y no reflexionamos sobre si queremos hacerlas o no.
¿Cuál es el motivo por el que actuamos así?
Gran parte de las respuestas que damos son automáticas. Tan automáticas como las respuestas fisiológicas o como nuestros mecanismos de afrontamiento. Son respuestas que aprendimos afrontando situaciones difíciles, nos fueron útiles, sirvieron en un momento dado y seguimos repitiendo esos procesos una y otra vez. Así es como nuestro cerebro las “grabó” y posteriormente recurre a ellas innumerables veces sin que medie la racionalidad.
El Sistema nervioso autónomo (SNA) es mucho más veloz que el Sistema Nervioso Central (SNC). El SNA de los mamíferos reacciona ante los estímulos de peligro principalmente de tres formas, dependiendo de lo grande que sea la percepción de amenaza:
- Preparándonos para la lucha
- Para la huida
- O para la desconexión
En concreto, las ramificaciones del nervio Vago son aferentes en un 80% y van por fuera de nuestra columna vertebral, por lo que la información captada por el cuerpo y enviada al cerebro es mucho más rápida que la interpretación que puede hacer el cerebro sobre un acontecimiento. Antes de que este pueda decidir si algo es o no peligroso, el SNA ya ha hecho esa evaluación y ha puesto en marcha una respuesta adaptativa de supervivencia para resolver eso que ha percibido.
Si hemos vivido experiencias traumáticas, nuestro SNA puede estar crónicamente en una de estas situaciones de alerta, aunque no seamos conscientes de ello. Y será la base a partir de la cual interpretaremos lo que nos sucede.
Entonces, ¿no hay posibilidad de cambio?
La hay cuando ponemos nuestra percepción y conciencia en esas respuestas automáticas que queremos modificar.
Estar atentos a lo que hacemos sin autocrítica ni etiquetas, es el primer paso para ver quién soy y “por qué hago esto”. Hay que tratar de entender que he aprendido a hacerlo así con un objetivo sabio: intentar protegerme y regularme, para sentirme seguro y así, y tranquilo.
Nada menos.

Cuando sentimos una sensación de peligro (sea real o no) nuestro SNA Simpático se activa para movilizarnos a actuar y poder volver a la calma y seguridad, sociables, pudiendo aprender y sintiendo bienestar (vía vagal central).
Qué pasará si no conseguimos resolver y necesitamos alejarnos/salir de ese peligro? La vía vagal dorsal nos hace entrar en pánico, nos bloquea, nos inmoviliza como si nos apagáramos.
Como si de una escalera se tratase, para volver a la tranquilidad del vagal Ventral tendremos que subir primero al escalón anterior (simpático) antes de llegar al nivel de tranquilidad, dándome tiempo, llorando o buscando a alguna persona que me reconforte.

Para un buen funcionamiento del SNA es necesaria la flexibilidad para pasar de un estado a otro en función de las necesidades a las que haya que responder.
¿Cómo estamos en cada uno de estos estados?

Vagal ventral (bienestar y seguridad)
Cuando estamos en este estado sentimos calma, alegría, seguridad e interés en el mundo, y tenemos capacidad de auto cuidarnos y de aprender.
Disfrutamos socializándonos, segregamos endorfinas y sabemos cómo nos sentimos. Estamos conectados con nosotros mismos y con los demás.
Estando en este estado, cuando afrontemos un peligro, podremos buscar apoyo y dar respuestas organizadas para las dificultades que percibamos.
Simpático (movilización)
La respiración y ritmo cardiaco se aceleran para prepararnos para la acción, segregando adrenalina y cortisol.
Sentimos peligro, miedo, rabia y nos cuesta quedarnos quietos, buscando resolver o protegerme(respuestas de lucha o huida)
Cuando estamos en este estado no tenemos conexión con nosotros mismos ni concentración. Las funciones de regulación pasan a un segundo plano para resolver.
Esto nos ocurre cuando tenemos mucho estrés y la sensación de que no vamos a poder llegar a todo, por ejemplo. No es necesariamente un peligro para nuestra seguridad lo que tenemos que vivir para sentirnos angustiados y no atender a nuestras necesidades básicas como dormir o comer.
Si estas mucho tiempo en simpático, tal vez consigas hacer todo lo que “tienes que” hacer, pero con un esfuerzo titánico que poco te deja para los “disfrutohaciendo” y te será familiar la sensación continua de estar poco presente, poco disfrute. Muchas cosas las vivirás como amenazantes y será difícil percibir el entorno como acogedor y seguro para ti.
Vagal dorsal (inmovilización/colapso)
Las emociones que sentimos aquí son la desesperación, el pánico, la confusión, depresión y agotamiento.
A nivel social nos aislamos, porque también estamos anestesiados, disociados, demasiado cansados para actuar, pensar, o percibir nuestras propias necesidades.
Si tu experiencia traumática te llevó a desconectarte de tus emociones porque la amenaza superaba los recursos que tenías para gestionarla, será fácil que ante cualquier amenaza vuelvas a desconectarte de tus emociones con el objetivo de no sentir el dolor de entonces.
El estado de tu SNA es como el cristal de las gafas con el que voy a ver e interpretar tu realidad y el que te va a llevar a conectar con determinadas emociones.
Nuestra historia de vida está llena de situaciones en las que nuestro SNA aprendió a gestionar la amenaza a través de una respuesta que asegurara la supervivencia. Mucho de eso sigue funcionando “en automático”, por eso hoy hay quien huye constantemente, quien lucha sin descanso, y quien se desconecta de la realidad, y siempre para intentar vivir mejor.
¿En cuál de estos estados pasas más tiempo?
Atiende a las siguientes cuestiones en cada uno de los estados, empezando cuando estamos en simpático, luego al vagal dorsal, y por último como estamos en vagal ventral.
¿Cómo está tu cuerpo?
¿Dónde lo sientes?
¿Qué piensas? ¿Qué te dices?
¿Qué le dices a los demás?
¿Qué haces?
Tus creencias son…
“Yo soy….”
“El mundo es….”
Primero aprenderemos a identificar en cuál de esos estados estamos, de qué manera nuestro SNA reacciona. Y más tarde aprenderemos a auto regularnos poniendo el foco siempre en nuestras sensaciones corporales, que serán nuestra guía.
Es fundamental que logremos distinguir cómo nos sentimos, de qué manera nuestro cuerpo nos lo expresa y cómo nosotros nos acompañamos en esas manifestaciones con nuestro diálogo interior.
¡Todo empieza aquí y ahora!
¿Conocías esta terapia? Comparte tu experiencia conmigo si te apetece en comentarios… ¡aquí te espero!
Me parece muy interesante descubrir como funciona nuestro cuerpo,con esta terapia,el martes nos vemos y m apetece mucho hablar sobre este tema,muchas gracias Ana,eres una gran profesional.
Gracias Fina,
Un placer poder acompañarte y verte evolucionar así. Un beso.